El pasado domingo 25 de septiembre se celebró la segunda edición de la Carrera por Relevos Camino de Santiago, entre las localidades de Astorga y Ponferrada y que como su nombre indica discurre por el viejo Camino Francés con todo lo que eso conlleva orográficamente hablando.
Se trata de una carrera peculiar donde las haya, ya que se disputa por equipos y mediante cuatro etapas, totalizando al final el tiempo empleado por el equipo en cubrir las cuatro postas.
La primera de ellas, de 21 km en continua subida desde el kilómetro seis en Castrillo de los Polvazares (907 m), hasta la meta en Rabanal del Camino a 1.150 metros de altitud. Esta etapa la tramitó Julio, subiendo a piñón acompañado de un Júnior del Club Atletismo Teleno de Astorga.
La segunda, de 14 km y con salida en Rabanal, transcurre por las duras rampas del puerto de Foncebadón para llegar a la Base militar de Manjarín a 1.500 metros sobre el nivel del mar. De esta etapa se encargó Javi.
La tercera, enlaza la Base militar de Manjarín y la localidad berciana de Molinaseca (581 m), con 914 metros de desnivel en apenas 16 km. Apodada por el sentir popular como “El Relevo de la Muerte”. Esta fue para mí.
Y por último la cuarta etapa, entre Molinaseca y el estadio de “El Toralín” en Ponferrada. Un diez mil para correr a todo trapo en el que Iván lo dio todo.
Nuestro equipo: el ARRIBAS-MARTINEZ TEAM, un equipo peculiar (los ARRIBAS son padre e hijo y los MARTINEZ somos primos) para una carrera peculiar.
Hasta aquí, la presentación de la carrerita y del equipo. Ahora el turrón.
A las 9 de la mañana del día de autos llegamos a Astorga para recoger una bolsa del corredor normalita, pero con la que está cayendo me sorprende que aún den algo. (Camiseta técnica del montón con publicidad ENOOOOORME de El Chorco y nombre pequeñito de la carrera -vaya tela-, mantecada, hojaldre, revista Runners y un par de refrescos).
Cafelito con nervios, fotos de rigor y a las 10 de la mañana pistoletazo para Julio……y para los demás, que tenemos que llegar a nuestras respectivas salidas por la misma carretera por la que discurre la prueba. Corriendo a los coches.
Conseguimos pasar y alcanzamos a Julio empezando las primeras rampas. Animo, Julio!!!!. Entre los 15 primeros, va bien, le veo bien y pienso: que cabrón…...
Seguimos para arriba y parada en Rabanal para animar a Javi, está apunto de comenzar su infierno. Le veo tenso, muy serio y con ganas de correr. Suerte tío!!!.
Otra vez al coche, subimos el puerto. La puta que rampas!!!, Javi se va a dejar el pellejo por aquí. El calor ya ha empezado a apretar y la carretera no da respiro, pienso que le tocará sufrir. A las 11:30 llegamos a la Base militar de Manjarín, mi salida. Nervios. Hace quince días mi etapa era la primera y a Julio le tocaba bajar, pero una pequeña rotura de fibras en mi soleo izquierdo nos ha hecho cambiar de planes.
“Haz tú la 3ª, que al ser de bajada no te castigará el soleo” -me dijo- y allí estaba yo, apuntito de enfrentarme a lo que el sapientísimo gracejo popular ha dado en llamar de forma tan elocuente. “Es solo para darle publicidad a la carrera, tranquilo que no creo que sea para tanto...” -me dijo-.
Trotecillo para calentar, cremita en las piernas para calentar más y saludos y presentaciones con Luís Ángel Esquibel, reputado blogger y corredor popular al que conozco de FB y por su blog Mediamaratonleon.blogspot.com, pero no en persona. Un placer, tío!!!
Veo llegar al primero de la 2ª etapa, (50 minutos y bastante entero….. debe ser primo de Chuck Norris), ya estamos en el disparadero. Besos a mi mujer y a los niños, charleta y risas con Julio que acaba de llegar de su posta. Me dice que a clavado en 1h:36min y que a Javi lo ha visto bien, viene subiendo a tren aunque le falta un tramo muy duro para llegar a meta. Presión y más nervios.
Casi dos minutos más tarde entran el 2º y 3º disputándose la plaza en un apretado sprint. Alucino, todavía tienen fuerzas para sprintar al final!!!!!. Ahora sí, estamos a segundos de empezar…..
Escucho por un breve instante la conversación de los que están detrás de mí: “Que mal lo vamos a pasar”, “Me voy a desarmar, peso 90 kilos” y no puedo evitar pensar: Joer, estoy acojonao yo y peso 57 kilos, este tío o es de hierro o no sabe donde se mete.
Sin tiempo para más suena el disparo y todos “disparaos”, en mi cabeza resuenan las palabras de Gavela: “Vete a ritmo de rodaje largo, no te lances que es muy dura y si abajo tienes fuerzas, tira”. Los de cabeza han salido como balas y los demás, llevados por la euforia del momento también.
El primer kilómetro pica para arriba, ideal para buscar un buen ritmo, me acomodo a lo que yo llamo “trote lobero” y pongo el piloto automático. Coronamos la rampa y ante nosotros se abre el inmenso valle de El Bierzo, la estampa es preciosa….. pero también terrorífica. Acabo de darme cuenta de lo lejos que está Molinaseca y sobre todo de lo abajo que está, esto va ser complicado. Comenzamos a bajar.
No hay zona de transición, la carretera desaparece bajo los pies y casi sin querer noto que correr cuesta abajo no es tan fácil como parecía. Los primeros kilómetros los dedico a centrar el ritmo que he pillado y a hacer balance del estado de mi lesión, no tengo molestias y voy reteniendo bien. Otro kilómetro, miro el reloj y clavo uno más a trote lobero (4:40). Que bien, parece que le he cogido el aire a esto de bajar!!!!.
La carretera viene bajado a mata caballo y al entrar en El Acebo (km 5,5) me encuentro pasando desmelenao por una calle empedrada, una mala pisada y trallazo del soleo. Se acabó -pensé-, con mucho cuidado busco la acequia central de la calle y paso el pueblo haciendo un chequeo rápido de la situación, me molesta pero parece que no ha ido a más. El dolor ya no desapareció hasta la meta.Se trata de una carrera peculiar donde las haya, ya que se disputa por equipos y mediante cuatro etapas, totalizando al final el tiempo empleado por el equipo en cubrir las cuatro postas.
La primera de ellas, de 21 km en continua subida desde el kilómetro seis en Castrillo de los Polvazares (907 m), hasta la meta en Rabanal del Camino a 1.150 metros de altitud. Esta etapa la tramitó Julio, subiendo a piñón acompañado de un Júnior del Club Atletismo Teleno de Astorga.
La segunda, de 14 km y con salida en Rabanal, transcurre por las duras rampas del puerto de Foncebadón para llegar a la Base militar de Manjarín a 1.500 metros sobre el nivel del mar. De esta etapa se encargó Javi.
La tercera, enlaza la Base militar de Manjarín y la localidad berciana de Molinaseca (581 m), con 914 metros de desnivel en apenas 16 km. Apodada por el sentir popular como “El Relevo de la Muerte”. Esta fue para mí.
Y por último la cuarta etapa, entre Molinaseca y el estadio de “El Toralín” en Ponferrada. Un diez mil para correr a todo trapo en el que Iván lo dio todo.
Nuestro equipo: el ARRIBAS-MARTINEZ TEAM, un equipo peculiar (los ARRIBAS son padre e hijo y los MARTINEZ somos primos) para una carrera peculiar.
Hasta aquí, la presentación de la carrerita y del equipo. Ahora el turrón.
A las 9 de la mañana del día de autos llegamos a Astorga para recoger una bolsa del corredor normalita, pero con la que está cayendo me sorprende que aún den algo. (Camiseta técnica del montón con publicidad ENOOOOORME de El Chorco y nombre pequeñito de la carrera -vaya tela-, mantecada, hojaldre, revista Runners y un par de refrescos).
Cafelito con nervios, fotos de rigor y a las 10 de la mañana pistoletazo para Julio……y para los demás, que tenemos que llegar a nuestras respectivas salidas por la misma carretera por la que discurre la prueba. Corriendo a los coches.
A la salida de Astorga enganchamos a la comitiva, la ambulancia que cierra la prueba forma un tapón chachi en un exceso de celo por proteger a los últimos corredores…. Joder tío, quítate que no llegamos!!!!.
Conseguimos pasar y alcanzamos a Julio empezando las primeras rampas. Animo, Julio!!!!. Entre los 15 primeros, va bien, le veo bien y pienso: que cabrón…...
Seguimos para arriba y parada en Rabanal para animar a Javi, está apunto de comenzar su infierno. Le veo tenso, muy serio y con ganas de correr. Suerte tío!!!.
Otra vez al coche, subimos el puerto. La puta que rampas!!!, Javi se va a dejar el pellejo por aquí. El calor ya ha empezado a apretar y la carretera no da respiro, pienso que le tocará sufrir. A las 11:30 llegamos a la Base militar de Manjarín, mi salida. Nervios. Hace quince días mi etapa era la primera y a Julio le tocaba bajar, pero una pequeña rotura de fibras en mi soleo izquierdo nos ha hecho cambiar de planes.
“Haz tú la 3ª, que al ser de bajada no te castigará el soleo” -me dijo- y allí estaba yo, apuntito de enfrentarme a lo que el sapientísimo gracejo popular ha dado en llamar de forma tan elocuente. “Es solo para darle publicidad a la carrera, tranquilo que no creo que sea para tanto...” -me dijo-.
Trotecillo para calentar, cremita en las piernas para calentar más y saludos y presentaciones con Luís Ángel Esquibel, reputado blogger y corredor popular al que conozco de FB y por su blog Mediamaratonleon.blogspot.com, pero no en persona. Un placer, tío!!!
Veo llegar al primero de la 2ª etapa, (50 minutos y bastante entero….. debe ser primo de Chuck Norris), ya estamos en el disparadero.
Casi dos minutos más tarde entran el 2º y 3º disputándose la plaza en un apretado sprint. Alucino, todavía tienen fuerzas para sprintar al final!!!!!. Ahora sí, estamos a segundos de empezar…..
Escucho por un breve instante la conversación de los que están detrás de mí: “Que mal lo vamos a pasar”, “Me voy a desarmar, peso 90 kilos” y no puedo evitar pensar: Joer, estoy acojonao yo y peso 57 kilos, este tío o es de hierro o no sabe donde se mete.
Sin tiempo para más suena el disparo y todos “disparaos”, en mi cabeza resuenan las palabras de Gavela: “Vete a ritmo de rodaje largo, no te lances que es muy dura y si abajo tienes fuerzas, tira”. Los de cabeza han salido como balas y los demás, llevados por la euforia del momento también.
El primer kilómetro pica para arriba, ideal para buscar un buen ritmo, me acomodo a lo que yo llamo “trote lobero” y pongo el piloto automático. Coronamos la rampa y ante nosotros se abre el inmenso valle de El Bierzo, la estampa es preciosa….. pero también terrorífica. Acabo de darme cuenta de lo lejos que está Molinaseca y sobre todo de lo abajo que está, esto va ser complicado. Comenzamos a bajar.
No hay zona de transición, la carretera desaparece bajo los pies y casi sin querer noto que correr cuesta abajo no es tan fácil como parecía. Los primeros kilómetros los dedico a centrar el ritmo que he pillado y a hacer balance del estado de mi lesión, no tengo molestias y voy reteniendo bien. Otro kilómetro, miro el reloj y clavo uno más a trote lobero (4:40). Que bien, parece que le he cogido el aire a esto de bajar!!!!.
Sigo bajando a ritmo, pero ahora a cada zancada me tengo que preocupar de controlar la pisada para no romper y poder llegar a meta, quedan 10 km y tengo que llegar como sea, de lo contrario nos quedamos fuera.
Los que van inmediatamente delante de mí me descuelgan, miro atrás y no viene nadie cerca, he abierto hueco, justo como a mi me gusta (me encanta correr completamente solo, debo de ser muy raro). A sufrir!!!!, un paso más, un metro más, un kilómetro menos.
Poco a poco me voy acercando a Riego de Ambrós, siempre bajando a saco y con un calorazo insufrible que ya empieza a hacer mella. En el kilómetro 8 me pasa la 2ª mujer, va como un tiro y ni siquiera me planteo pillar rueda, mi guerra es otra. A estas alturas siento los cuadriceps tan hinchados que se me antoja tener las piernas de La Masa. Sigo bajando.
Poco después de pasar Riego de Ambrós, me alcanzan otras dos mujeres (la 3ª y 4ª), estas no van tan alegres como la 2ª y puedo tirar con ellas un tramo. Por delante aparece un corredor del C.D. Los Ponjales, las chicas se lanzan a por él y yo me quedo otra vez solo, pero manteniendo a unos 500 metros por delante al del Ponjales sin poder enlazar. Por detrás: Nadie.
Me adelanta Javi en coche, charlo un momentito con él, me dice que ha marcado 1h:15min. y se va.......
La carretera comienza a serpentear y el corredor que va delante aparece y desaparece constantemente, me cuesta tener clara su referencia. Sigo sufriendo y sigo bajando. Y entonces llegué a los tres kilómetros más ofensivos y desagradables por los que he corrido nunca. Aquí no bajas, te despeñas y tras una curva con una pendiente imposible viene otra peor y otra….a estas alturas voy como un autómata, el calor me tiene muerto, mis frenos y mis amortiguadores hace mucho rato ya que huelen a quemao, en mi cabeza comienza a bailar el fantasma de poner pie a tierra.
Me pasa Gavela en el coche de carrera y me grita desde la ventanilla: “Vas bien, regulando bien, sigue, sigue, sigue, Molina ya está ahí”. Levanto el pulgar en un intento de aparentar lo que él ve, pero voy hecho unos zorros. Sigo bajando y Molina no aparece, se me están haciendo eternos los últimos kilómetros. Lucho para que no se me haga de noche (aquí no!!!, tan cerca no!!! –pienso-), otra curva y por fin el pueblo.
Llego a la altura de la Iglesia (en la Calle de Las Angustias, tiene coña) y 200 metros más allá veo a Julio (está esperando con mis hijos), eso tiene que ser la meta, levanto el puño como un Pantera Negra y me tiro a muerte, la meta está cerca…… y la gloria.
Pues va a ser que NO!!!!, en un principio no entendí los gestos de mi primo, pero cuando salieron de la nada dos señoritas con unas banderas rojas señalando a la izquierda me di cuenta del error: NO ES LA META, me hundo…..
Fue entonces cuando mis hijos salieron como tiros, me agarraron de la mano y me metieron como un mercancías descarrilao por el puente empedrado que te enfila a la calle donde esta la meta. Ellos están frescos y son niños, yo voy muerto. Paso por los primeros 50 metros de la calle y grito desesperado a unos corredores de otras postas que estaban animando: Donde cojones está la puta meta!!!!!!. Al final de la calle, tira, tira, vamos!!!!.
No puedo, llevo la aguja del termostato pasando de largo la zona roja, me tengo que parar. Me tambaleo, dos arcadas secas, gritos de VENGA, VAMOS!!! Y mis chicos que me dicen: Venga papi, que ya está ahí!!!. Cojo aire, miro al frente y pienso: “Si me voy a caer redondo, que sea después de la raya”. Vuelvo a correr, últimos metros… allí están mi mujer, las niñas y los amigos esperando y animando a grito pelao, levanto los brazos y cruzo la meta absolutamente exhausto en 1h:14min.
Llegué, he bajado por Mordor a cuchillo y he sobrevivido. Estoy feliz. Seguimos en carrera.
Ahora otra vez al coche y rapidito al Toralín, Iván esta dándolo todo en la última posta, parando su crono en 44:07.
Resultado final, 18ª posición en la general masculina. No está nada mal para ser debutantes.
Como colofón a este ladrillazo de crónica os dejo el video de unos “bicigrinos” de la bajadita en cuestión, disfrutadla.
http://www.youtube.com/watch?v=LpjgqJeaah4&feature=youtu.be&noredirect=1
Nos vemos CORRIENDO POR LAS REGUERAS.
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