martes, 5 de mayo de 2009

A TODO CERDO LE LLEGA SU SAN MARTÍN

Antes de nada aclaro que no se trata de un insulto si no de un refrán popular del norte de españa.
La semana pasada salió a la luz la noticia del positivo de Rashid Ramzi, Campeon Olímpico de 1500, por EPO de tercera generación conocida como MIRCERA o algo así.

Yo creo que a pocos puede sorprender el tema, es como en las películas en las que todo el mundo sabe quien es el malo pero no hay pruebas para meterlo en la carcel y te pasas la película cabreado por la impotencia que demuestran los protagonistas para poder atrapar al malo.
Era una verdad a gritos y me alegro que al final (por una vez en la vida) la verdad se descubra a tiempo de poder rectificar, al menos imagino que le desposeeran del título olímpico, lo que no se es si podrán tirar de la manta hasta el 2005 y hacer algo con el doblete del Mundial de Helsinki, o esa ya nos la metió doblada y no se puede hacer nada.
En fin uno ya no sabe que postura tomar con el atletismo de alta competición (y otros deportes - ciclismo, natación, halterofilia, remo, etc,...) si hacerse taliban de la lucha contra el doping o todo lo contrario, relajarse y disfrutar del espectáculo por muy adulterado y artificial que sepamos que es lo que estamos viendo.
Copio un pego un artículo de Manuel Frías donde hace un análisis de la trayectoria deportiva de este individuo, el título lo dice todo: "Ramzi, de héroe a tramposo":
"La vida deportiva de Rashid Ramzi tiene muy pocos capítulos... aunque sustanciosos. Después de dos veranos brillantes en 2004 y 2005 (sus únicas exposiciones a la luz pública fuera de las competiciones oficiales) hizo un doblete histórico en el Mundial de Helsinki al ganar el oro en los 800 y en los 1.500 metros. Luego, hasta Osaka 2007 no se supo casi nada de él. Ese verano fue plata en el Mundial japonés por detrás de Lagat. Nueva espantada hasta que apareció en los Juegos de Pekín para ganar el oro en los 1.500 metros, una de las distancias legendarias del programa.
Un re-análisis de las muestras de sangre obtenidas en los Juegos para buscar la nueva sustancia prohibida CERA (EPO de tercera generación), le ha enviado al club de los tramposos del atletismo en el que ya se encontraban estrellas fugaces que han tenido que devolver sus preseas, como Ben Johnson o Marion Jones. Todo, cuando ya había adquirido la categoría de héroe por ganar el primer oro olímpico en la historia deportiva de su país de adopción.
Todos sospechaban
Lo curioso es que ahora todos dicen que sospechaban de él. Así lo afirma el francés Mehdi Baala en «L'Equipe»: «Nunca me ha impresionado por las muchas suposiciones que había en torno a él». Y también Juan Carlos Higuero, que pasará a ser cuarto en aquella final olímpica si se confirma el dopaje de Ramzi: «Siempre sospechamos de él; sabíamos los que había porque lo suyo no era normal».
Ramzi, nacido en Marruecos y nacionalizado bahreiní en 2002, se entrenaba en su país de origen, lejos de cualquier tipo de control, con Khalid Boulami, hermano y entrenador de Brahim, ex plusmarquista mundial de los 3.000 metros obstáculos que fue suspendido dos años por dar positivo por EPO.
Su primer golpe de efecto lo dio el 2 de julio de 2004 cuando venció en Roma al entonces invencible El Guerrouj, quien sufrió allí su primera derrota en una reunión en ocho años. Entonces, Ramzi tenía una modesta marca personal de 3:39.30 y era contratado normalmente como «liebre» en las reuniones en las que participaba.
No ganó muchas carreras de verano antes del Mundial de Helsinki, en el verano de 2005, donde ganó las finales de 800 y 1.500 metros, consiguiendo un doblete histórico.
Tras este Mundial desapareció hasta los Juegos de Pekín en el verano pasado. Lo único que se supo de él fue que antes de viajar a la capital china corrió una prueba de dos millas en Eugene (segundo detrás de Lagat) y un 5.000 en Tánger (13:10).
Y llegó a Pekín. La sorpresa la dio en su primera carrera de series, que la ganó en 3:32.89. Un tiempo de final. Nadie se lo explicaba.Tener que hacer tres carreras en cuatro días exige guardar el máximo de fuerzas posibles. O las tenía o iba muy sobrado. Se frenó bastante en las semifinales, que ganó con un crono de 3:37.11, para explotar nuevamente en la final, ganada en 3:32.89, marca aún inferior a la de las series.

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